Carta a las mujeres argentinas

13 Jun, 2024

Tras ser aprobada en el Senado argentino la Ley de Bases impulsada por el actual gobierno, reproducimos la Carta publicada por la Colectiva Feminista Federal por la Democracia y los DDHH. 

Argentina transita días de gran pesadumbre por las nefastas consecuencias que implica la delegación de poderes a la actual gestión, la pérdida de soberanías en sus recursos naturales y culturales y el retroceso en los derechos consquistados por los feminismos y múltiples organismos de la sociedad civil que con gran dolor y superación supo sostener estas cuatro décadas de democracia ininterrumpida.

La jornada del 12 de junio de 2024 será recordada por lo que sucedió dentro y fuera del Congreso. En las calles de todo el país la ciudadanía clamaba porque sus representates escucharan su desacuerdo y hubo fuerte represión con numerosas personas hospitalizadas y detenidas.


La violencia de género existe, oprime y mata

"Yo creía que él me pegaba porque yo era fea", dijo suavemente una mujer en

uno de los grupos de autoayuda que organizaba Elena Tchalidy en su

Fundación Alicia Moreau de Justo durante la década de los 90. Las integrantes

del grupo la rodearon, la abrazaron, le mostraron un espejo, "sos hermosa" le

dijeron, además "feo" "lindo" no da derecho a pegar. "Pegar -siguieron- es

abuso de poder, la violencia es delito".

Durante la transición democrática esa "práctica de golpear y humillar",

naturalizada y tolerada por siglos, constituyó uno de los desafíos centrales de

nuestras luchas; divulgábamos el conocimiento sobre el circuito de la violencia

de género, que desestructura, vulnera la personalidad, cosifica y paraliza a la

persona que la sufre, que por eso no puede escapar y por eso el imaginario

social repite con indiferencia que "ella lo acepta". El depredador la aisla de su

familia, de su entorno, de sus amigos, de sus afectos.

Desde esas décadas los feminismos militamos creando espacios de

concienciación, y a favor de definir a la violencia de género no como un mero

problema de índole privada, sino como una cuestión de orden público que

exigía para su erradicación, la creación de organismos en el Estado, a fin de

permear a la Justicia y extender las experiencias y luchas al conjunto de las

mujeres de todas las provincias, convirtiéndola en una política federal. Durante

todos los gobiernos hubo espacios gubernamentales, mejores, peores, más

eficientes, menos, pero nunca se dudó en el reconocimiento de la especificidad

de la violencia de género como estructural y en la obligación del Estado

argentino de respetar los tratados internacionales, muy especialmente la

"Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia

contra la mujer" aprobada por la ley 24632, conocida como Convención de

Belem do Pará.

Inspirada en esa Convención se sancionó y promulgó en nuestro país en el año

2009 la ley 26485, que comprometió al Estado a impulsar un plan de políticas

públicas sobre las violencias, a realizarse con perspectiva de género en todos

los organismos públicos, a crear un Observatorio para investigar y registrar, a

articular con las provincias y a facilitar el acceso de las mujeres a la justicia en

su búsqueda de protección. Dispositivos para medir las violencias y

visibilizarlas como un fenómeno que produce daño físico -del cual el femicidio

es su extremo- que arrasa la subjetividad de la persona, sufrimiento que se

extiende a los niños quienes muchas veces quedan huérfanos o culturizados en

los hábitos violentos.

Por eso, le decimos al gobierno nacional que el estallido del Ni una Menos, no

fue ni es un "sesgo ideológico", fue una rebeldía sin edad ni clase social ante el

asesinato el 3 de junio de 2015 de Chiara Páez, una joven de 14 años a manos

de su novio Manuel Mansilla, crimen que hizo salir a la calle a miles de mujeres

para gritar "basta de matarnos".

Tampoco la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad (MMGyD)

es "un sesgo ideológico", es la posibilidad de contribuir socialmente desde la

autoridad del Estado a hacer realidad un paradigma de igualdad, sin

opresiones ni dominación. Es la experiencia social acumulada por nuestro

movimiento y la demanda legítima e histórica de tener herramientas de

prevención, protección y acompañamiento a través de los sistemas de salud,

de educación y de desarrollo social provinciales y municipales y dispositivos y

organismos especializados de todo el país.

Solo una política nacional, coordinada con los gobiernos provinciales,

permanente y continuada en todos los niveles podría proponerse modificar

estadísticas de extraordinaria crueldad. Según los datos oficiales del Registro

Nacional de Femicidios de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de

Justicia, entre 2017 y 2023 hubo entre 226 y 260 víctimas de femicidio al año.

En 2023 las víctimas ascendieron a 322 según el Observatorio de la Defensoría

del Pueblo de la Nación, una muerte cada 27 horas y en los primeros cinco

meses de 2024 se contabilizan ya 78 en diferentes provincias. Los asesinatos

de personas transgénero y las mujeres lesbianas del barrio de Barracas

constituyen un aumento estadístico imperdonable al compás de discursos de

odio de manifiesto e irresponsable sesgo ideológico.

Por eso denunciamos que el avieso comunicado del gobierno nacional,

constituye un ejemplo de información malintencionada, plagado de falsedades.

Evidencia un brutal e inaceptable desconocimiento de que los avances en los

derechos de las mujeres y diversidades, construyen una sociedad más justa e

igualitaria.

Entre las políticas de Estado impulsadas por el ministerio se generaron

Interministeriales y Consejos Federales para el cumplimiento de los planes

integrales de prevención y de acompañamiento psicológico, emocional y

jurídico de las víctimas, apoyo económico con un ingreso, mínimo pero

significativo, para comenzar a abrir la puerta a la libertad del círculo de la

violencia. Se crearon áreas específicas y las personas afectadas constituyeron

prioridad en los programas sociales nacionales. Se lograron políticas efectivas

de acceso a servicios de cuidado (infraestructuras de centros comunitarios y de

acogida así como espacios de atención a lxs niñxs), de acceso a la vivienda, al

empleo, a la salud, a la inclusión en la educación, la promoción social y el

desarrollo económico, de capacitación para la participación en proyectos

productivos que apoyaran la autonomía personal y económica y se realizaron

progresos en los acuerdos con el Poder Judicial para facilitar el acceso a la

justicia. Avances todos difundidos y articulados con las provincias argentinas y

las organizaciones sociales en todo el territorio nacional.

Hoy todas estas políticas han sido abolidas y peligra la continuidad del número

144 que recibe por año más de 140.000 denuncias y pedidos de ayuda.

Todas las políticas mencionadas constituyen un ejemplo del paradigma de

equidad desde el que fueron abordadas las violencias contemplando la

complejidad y multidimensionalidad de la problemática, acompañando a las

mujeres, aliviándolas cuando son víctimas, pero ayudándolas a potenciar sus

capacidades para la autonomía e independencia.

No es cierto que esta obstinada intención de desinstitucionalizar la

problemática pretenda eficientizar al Estado, quiere destruirlo y así lo ha

declarado el Presidente. Un Ministerio ineficiente o prebendario podría

corregirse, mejorarse. Su eliminación solo confirma que se está abandonando a

su sufrimiento a miles de mujeres y diversidades, desconociendo las

obligaciones como Estado y mintiéndole a la sociedad.

Negar la problemática o considerar a la violencia de género solo desde una

perspectiva de seguridad no resolverá el tema y condenará a miles de mujeres

a la soledad, el dolor y en muchísimos casos a la muerte.

Los libertarios de la "Libertad carajo" están convirtiendo a la vida en cárceles

de sufrimiento, miseria y opresión.

Este llamado de la Colectiva Feminista Federal a las mujeres argentinas quiere

hacer masiva la denuncia y el rechazo a las medidas de devastación de

nuestros ámbitos institucionales de protección y promoción. Y a través de las

redes que hemos sabido urdir, convocarnos a restablecer vínculos para llenar

el vacío que está dejando el Estado, con la solidaridad y la capacidad de

asistirnos y sostenernos que caracteriza nuestra práctica y la voluntad política

y la ética humanista que nos trajo hasta aquí.

El 12 de junio decimos presente en la calle contra la Ley de Bases.

Decimos presente en contra del hambre, la violencia y la destrucción

del Estado.

La violencia de género existe, oprime y mata

Colectiva Feminista Federal por la Democracia y los Derechos

Humanos

Azuri, Flavia; Barrancos, Dora; Blanco, Patricia; Boria, Adriana; Brugo, Nina;

Busaniche, Mabel; Campagnoli, Mabel Alicia; Cuadro, Victoria; Corbalán,

Silvia; Costa Wegsman, Malena; Córdoba, Carolina; Chiarotti, Susana; Diz,

Tania; Dominguez, Alejandra; Ercoli, Cristina; Falú, Ana; Fernández, Ana María;

Fernández, Micaela; Franganillo, Virginia; Gabarra, Mabel; Gamba, Susana;

Gebennini, Dinora; Gil Lozano, Fernanda; Giri, Beatriz; Gonzalez, Ana; Goren,

Nora; Hendel, Liliana; Laudano, Claudia; Leciñana Blanchard, Mayra; Lubertino,

María José; Maffia, Diana; Maldonado Z., Aída; Marino, Juliana; Mendia, Ana;

Minyersky, Nelly; Naddeo, María Elena; Oller, Lucrecia; Palero, Pate; Pastoriza,

Lila; Perceval, Marita; Ramos, Gabriela; Roberto, María de los Ángeles;

Rodigou, Maite; Román, Sandra; Rotondi, Gabriela; Rosenberg, Martha; Rueda,

Alba; Sanchís, Norma; Sanz, Susana; Spila, Adriana; Vaghi, Adriana; Yornet, Sol.