El archivo ordena, clasifica, regula y controla. Esa es su raíz, tanto etimológica como aplicada. El prefijo an- funciona como dos manos que sacuden la estantería organizada, preguntando constantemente si aquello que es, puede ser dicho, ordenado o compartido de otro modo. También se pregunta por las formas de pensamiento que esto habilitaría. Desde una perspectiva feminista, esta entrada propone vías posibles para esas manos curiosas que reniegan de lo preestablecido, adoctrinador y sofocante.
ANARCHIVO. Mezcla de revisionismo histórico, justicia epistémica y deseo de otras narrativas sensibles, las últimas tres décadas manifiestan la emergencia de un "giro al archivo" tanto en las humanidades, en las ciencias sociales, como en las artes. Este giro, como un cuerpo que cambia su eje en constante búsqueda, abandona la concepción del archivo como mero repositorio, hacia el fenómeno del archivo como objeto de estudio en sí mismo.
Trazando una breve genealogía, el archivo nace como un sistema de discursividad que documenta una conciencia fundamentalmente ligada al poder, mientras rige la aparición de los enunciados como acontecimientos singulares. Esto es: se propone como un reservorio de registros ligado al estado, mayoritariamente, mientras esos mismos registros y categorías, regulan la identificación, selección, clasificación y jerarquización de nuestros cuerpos y territorios.
Entendemos por anarchivo a cualquier conjunto documental que subvierte los cuatro mecanismos fundamentales de legitimación del archivo—principio de ordenación, dispositivos de clasificación, mecanismos de valorización y aparatos de control para su acceso—. Si la arkhé en la que se funda el poder de la práctica archivística canónica, remite a un comienzo, orden y liderazgo, el prefijo an- disloca estos últimos liberando a los archivos de su función primaria. Estas prácticas tienen su base en la autonomía, la resistencia, y desplazan la arkhé hacia el apeirón, cuya única constante es la variación y la adaptabilidad de sus delimitaciones, resaltando la multiplicidad de conexiones y realidades posibles. Las mismas son agenciadas por grupos subalternos en respuesta a la imposibilidad del archivo de contenerlo todo, evidenciando las tensiones entre los saberes y los poderes, las disciplinas y los mecanismos de institucionalización/estatalidad y la violencia archivadora.
Desde una transformación epistemológica y metodológica constitutivamente transdisciplinaria, las prácticas anarchivistas pueden tomar forma de anarchivos con categorías escurridizas, talleres para buscar marcas de futuro y no sólo testimonios del pasado, o una lectura performativa a cielo abierto, generando colapsos de sentido desde la creación colectiva de experiencias sensibles.
El 8M de 2020, la bandera de Archiveras sin fronteras reclamaba “Por una memoria feminista”. Si las prácticas de los feminismos se separan del molde preestablecido por los cánones del conocimiento euronortelogocentrado, por lo tanto de la práctica archivística canónica, de cara a trabajar los conjuntos documentales de estos movimientos: ¿cómo nombrarlos? ¿desde qué materialidades se construyen? ¿se organizan de una manera determinada, vinculada a las prácticas que los hicieron posibles? ¿qué modos de conocimiento provocan?
Estas preguntas de magnetismo y sospecha, arden y titilan. No son para ser respondidas, sino para que nos acompañen en el pensamiento y haceduría contínua, conformando así nuestro anarchivo abierto de preguntas feministas. Sin embargo, porque siempre tensión creativa, quisiera compartir dos experiencias situadas en el eje Mendoza-Chile, que a mi entender, dialogan con esta idea de anarchivo feminista.
* Fondo Institucional Alieda Verhoeven
Reservorio de las prácticas, correspondencias, talleres, lecturas y economías del Grupo Ecuménico de Mujeres, de Mendoza, fundado en 1987 por Alieda Verhoeven. Alieda junto a su pareja Lynn Fischer, fueron las encargadas de organizar y resguardar toda la documentación relativa a las prácticas del grupo, significando una resistencia pública ante la normatividad de la militancia heterosexual de la época. Constitutivamente, esta práctica feminista-no-reproductiva fue realizada en contraposición a las subjetividades dignas de ser archivadas y las manerasreproductivas de hacerlo, desde otros principios de ordenación y géneros menores.
El Fondo está disponible para su consulta presencial en la Ciudad de Mendoza, y online la colección “Diario de las Chicas”.
*Archiva Feminista Ester Hernández Cid
Este reservorio digital, contiene valiosos documentos de la participación de Ester Hernández Cid en el Comité de Defensa de los Derechos de la Mujer (CODEM) de Concepción, Chile. Publicaciones en fotocopias, proyectos y actas de reuniones, nos llevan a recorrer la historia del movimiento de mujeres en Concepción desde la óptica de lo colectivo, de lo feminista y de las organizaciones de mujeres durante la dictadura hasta la fecha. https://archiva.museodelasmujereschile.cl/
camila kevorkian
Bibliografía:
Cvetkovich, Ann (2018), Un archivo de sentimientos. Trauma, sexualidad y culturas públicas lesbianas, Barcelona, Bellaterra.
Giunta, Andrea (2010), Archivos. Políticas de conocimiento del arte en América Latina, Errata.
Hartman, Saidiya (2008), Venus en dos actos. Hemispheric Institute.
kevorkian, camila (2023), “Anarchivos feministas. Itinerarios desde el Fondo Institucional Alieda Verhoeven” En: Difracciones, articulaciones y coaliciones entre academia y activismos, Revista Intersticios de la política y la cultura, Vol. 12, núm. 23. p. 125-147
camila kevorkian (Buenos Aires, 1992). Su hacer explora la intersección de la performatividad, los archivos y las pedagogías críticas a través de metodologías afectivas. Trabaja de manera situada y singular desde talleres, conferencias performáticas y publicaciones editoriales colectivas. Coordina trabajo___practico, aula online sobre arte, teoría y prácticas compartidas y co-dirige oficina f4bulativa,espacio de creación artística y salud mental.
camilakevorkian@gmail.com
https://www.instagram.com/xcamilak/